"Gallardón, siempre seremos libres"
Por Ana Cuervo Pollán
| 18/01/2014
Ana Cuervo Pollán,
estudiante del Ies Río Órbigo, opina sobre la nueva ley del aborto."Ante quienes pretenden silenciar a las personas, los medios de comunicación son el arma más efectiva".
"Escribo esta opinión como mujer y como ciudadana
mayor de edad. Recalco lo de ciudadana y mayor de edad porque pronto
dejaré de serlo. Así me lo impondrá el Estado y la ley retrógrada y
misógina de Gallardón.
Como de momento tengo voz y voto y decido sobre mi
cuerpo y mis actos quiero aprovechar esta situación antes de que me
tutele, como hace algunas décadas, un varón para manifestar mi frontal
oposición a semejante despropósito.
La nueva ley del aborto solo reconoce dos supuestos en
los que sería factible abortar: caso de violación, que se desestimará si
en el plazo de doce semanas no ha sido interpuesta una denuncia contra
el violador, y grave riesgo para la salud física o mental de la madre.
Cualquier otro supuesto no estará contemplado. Sólo en esas dos
situaciones podrá una mujer abortar.
El segundo caso, el de grave riesgo para la salud física
y mental de la madre, tiene que estar acreditado por dos informes
psiquiátricos de profesionales distintos que certifiquen la incapacidad
mental y/o emocional de la mujer para ser madre, y otros dos de dos
médicos también independientes y no asociados a clínicas donde se
practiquen abortos.
Una vez que la mujer, menor de edad y dependiente por
definición a partir de entonces, cuente con los cuatro informes debe
acudir a los servicios sociales donde se le informará necesariamente de
otras alternativas, tales como la adopción. Sin cumplir este requisito,
absolutamente obligatorio, el de ser informada, no podrá continuar con
los trámites.
Finalmente, tras contar con cuatro informes médicos y
haber asistido obligatoriamente a los servicios sociales, deberá esperar
una semana para buscar la clínica donde, finalmente, aborte.
Cuando se apruebe esta ley, yo, todas las mujeres,
dejaremos de ser mayores de edad. Seremos seres inferiores, tutelados,
anulados en voluntad y conciencia, a expensas de cuatro profesionales
que decidirán sobre nuestros genitales, nuestro futuro, nuestra
libertad, en definitiva, sobre nuestra dignidad.
Nos sentimos a punto de perder el derecho al propio
cuerpo, a la propia sexualidad y nos exponemos a una maternidad
controlada y obligada por el Estado. Una maternidad a cualquier precio
ya que las graves malformaciones del feto tampoco son un supuesto.
Es insultante, asqueroso. Es propio de la derecha más
reaccionaria, esa que niega a la mujer su autonomía personal y ética,
esa que considera a la mujer un objeto del hombre, esa que reniega de
todo lo que se aproxime a la libertad de las que volvemos a ser el
segundo sexo.
No nos arrodillaremos. Creo que es importante que lo
sepan aquellos, los extremistas, los reaccionarios, los misóginos: el
gobierno. Siempre nos tendrán enfrente, de pie, como personas. Nunca
renunciaremos a que la sexualidad y la maternidad sea una decisión
personal, libre, voluntaria. Sabedlo: nunca tendréis potestad sobre
nuestro cuerpo, no seáis ingenuos: de ninguna manera cederemos, no nos
volveréis a convertir nunca en súbditas, en tuteladas, en menores.
Porque luchamos para dejar de serlo y vencimos".