
Este lunes día 25, serán dos los tulipanes que nos veremos obligadas a añadir a nuestro mural por la igualdad efectiva. En la pasada semana dos nombres más se han sumado a la lista de las asesinadas por la violencia de género en nuestro país.
Una de ellas, una joven de aproximadamente 35 años que fue asesinada por su ex-pareja delante de sus dos hijos, en Santa Cruz de Tenerife.
La otra, una joven polaca de 32 años que tras varios meses internada en un hospital, después de sufrir una horrenda paliza por parte de su novio, finalmente ha muerto como consecuencia de la misma. Seguramente, dado el tiempo pasado entre el momento de la paliza y su fallecimiento, la justicia no contabilizarán este caso entre las víctimas mortales de violencia de género. Sin embargo para nosotras es un asesinato más en toda regla, y como tal será contabilizado en nuestro periódico mural.
Os convocamos para que a las 12'00 horas de este lunes 25, nos acompañéis en esos minutos de repulsa en memoria de estas dos mujeres que ya no podrán nunca más volver a tener miedo, ni a llorar, ni a gritar, ni a defenderse.
En el hall de la Biblioteca Pública de Astorga.
Dedicada a ambas, dejamos aquí este poema enviado para el muro por Manuela Bodas, de Veguellina de Órbigo, una poeta muy sensibilizada con el tema.
SOY
UNA NUEVA ESTRELLA,
ME
LLAMO MARÍA Y ME APELLIDO BIENTRATADA
Se le cayeron
los ojos en el rincón oscuro de su conciencia.
Tapaba así el
desnudo hueco por donde se había escapado su alma.
Así la luz de la
verdad dormiría acobardada.
Tras la ventana
amarga de la ruptura con el tiempo,
logró persuadir
a su propia sangre del sinsentido de la vida.
La vida, la
vida. ¡Vida a la vida! La vida, la vida. ¡Muerte a la vida!
La cabalgata de
Navidad pasaba con su cortejo de algarabía.
Sin embargo,
percibió en las últimas pisadas, las sombras de la tristeza.
Allí, detrás de
sus pesamientos
se escondían
lacerantes sus sueños, aniquilados por la lluvia de los días.
La vida. ¿Dónde
se había escondido la vida? ¿Hacia dónde había escapado?
Oyó risas a sus
espaldas, frases llenas de ruido amable, canciones de alegría.
Palpó su vientre
abultado de hambre, de sinrazón. Abultado de golpes.
Su vientre
sembrado por la vida.
Sintió una
patadita, otra y otra. Un punzante dolor quebró su equilibrio,
tuvo que
sentarse en el suelo. Respirar cuando el látigo que la abría por dentro,
la dejaba llenar
de oxígeno el pecho. Las venas, la sangre, el fluido cálido
que mojó sus
piernas, apremiaron a María a tumbarse.
Y allí, bajo el
cielo puro de una Navidad llena de consumo y aburridas hipocresías,
tuvo lugar el
alumbramiento de su nueva razón de ser. La natividad de su hija,
devolvió a una de las miles de Marías Maltratadas, las ganas de luchar,
de seguir en la vida.
La vida, la
vida. ¡Vida a la vida!
Tomó a su hija
en los brazos, la elevó para que viera las estrellas.
Te eres hija
salvadora de María Maltratada. Te nombro María Bientratada.
Cobijó a la
pequeña en el cálido colchón de sus senos, ya leche y miel.
En el firmamento
se posó otra estrella nueva, era la estrella que iluminaría
a María
Bientratada. Era la estrella que tantas han perdido,
simplemente por
haberse atrevido a nacer.
Manuela Bodas Puente
Veguellina de Órbigo -
León